Sumario: | Cierto día contemplando la obra de Velásquez llamada Las Meninas, se puso de
manifiesto, claramente, que existe una forma de lenguaje que busca transmitir y
representar un contenido, una esencia. Esto es lo que busca el pintor, de la misma
manera y guardando las debidas proporciones, que un político al tratar de transmitir
algo con un discurso.
Pero ¿Tendrán algo en común un pintor y un político? Desde el punto de
vista discursivo sí. Para el primero su caballete, sus pinturas y su lienzo se
constituyen en herramientas del lenguaje, mientras que para el segundo, las palabras,
sus significados y la fuerza de sus frases cumplen el mismo propósito. Los dos tienen
un público, los dos son el reflejo de una situación determinada y los dos buscan una
tener la atención de los que los observan y escuchan. El pintor contempla una realidad
y la plasma, el político elabora un discurso observando las necesidades del momento,
así ambos se constituyen en “dadores de sentido” y personificaciones de un
imaginario social.
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