Sumario: | En 1929 la Gran Depresión sumergió las economías industrializadas durante casi dos décadas. Para solucionar esta crisis, Roosvelt (con su Estado Benefactor) y Keynes (con su política de demanda) introdujeron una nueva concepción a la función del Estado. El Estado pasa a participar decididamente en la economía no solo como regulador de esta sino también como garante del pleno empleo. La consecuencia final de la apertura y la descentralización es la homogenización de la actividad industrial trayendo consigo una mejor asignación de recursos. La hipótesis que se plantea entonces es si estos procesos han fortalecido la competitividad, tanto regional como industrial, de las ciudades intermedias convirtiéndolas en centros de localización de nuevas empresas
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