Sumario: | Desde el segundo gobierno de George Walker Bush, estudiosos de las Relaciones Internacionales, analistas políticos, periodistas y los medios de comunicación en general, manifestaron su preocupación por el lenguaje religioso que dicho presidente usaba en sus discursos, y por la forma como las posturas religiosas del gobierno Bush estaban afectando la política exterior de los Estados Unidos. Surgieron hipótesis que indicaban una fuerte influencia evangélica en la toma de decisiones del mandatario norteamericano en los temas internacionales, sobresaliendo en estas consideraciones las relaciones entre Estados Unidos e Israel.
El hecho de que las ideas religiosas se mezclaran con la política y pudiesen dirigir las relaciones entre los Estados causo bastante conmoción. Especialmente en un país donde la religión y la política se creían separadas una de la otra. Una relación digna de ser analizada en la medida en que parecía estar afectando la política de Estados Unidos hacia Medio Oriente; punto clave de los temas geopolíticos más críticos de hoy en día como lo son el terrorismo, el petróleo y el llamado “choque de civilizaciones”.
La cooperación entre Estados Unidos e Israel y la política exterior estadounidense hacia el Medio Oriente fueron temas prioritarios en la agenda de la administración de George W.Bush. La cuestión clave era entonces comprobar si efectivamente dichas políticas fueron una en prioridad debido a la presión de los grupos evangélicos en el gobierno republicano de Bush hijo, o por el contrario, si la política de cooperación con Israel respondía más a una política de Estado que trasciende la coyuntura del gobierno Bush.
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