Sumario: | Después de haber llegado al borde del abismo en la Segunda
Guerra Mundial, la humanidad ha conocido dos
momentos de euforia y optimismo: el primero marcado
por la creación de la Organización de las Naciones Unidas,
la proclamación de la Carta Universal de Derechos,
la descolonización, la milagrosa recuperación europea,
el Estado de Bienestar, la ampliación de derechos sociales,
la ilusión de relaciones económicas y políticas más
equitativas entre las naciones, fuesen ellas grandes y
poderosas, o débiles y pequeñas. En el trasfondo de todas
estas metas se centraban dos aspiraciones esenciales: la
de la garantía de la paz y la seguridad, y la de lograr un
modelo de desarrollo integral más equitativo y justo para
todos los países de la tierra. La Guerra Fría, los conflictos
regionales y locales, el empeoramiento en las relaciones
de intercambio entre países ricos y pobres, la acumulación
de miseria en vastas zonas del globo, en una palabra,
la persistencia del atraso, se encargarían de desdibujar
el consenso original de la comunidad internacional y
rubricar la “ruptura de las bases económicas de la paz
establecidas después del conflicto bélico”, como lo afirma
el profesor en el excelente ensayo titulado El declive de
los fundamentos económicos de la paz que ahora publica la
Universidad Externado de Colombia.
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