Sumario: | Uno de los aspectos poco discutidos en la literatura sobre el desarrollo
industrial es la forma como la religión católica fue uno de los motores del
proceso de racionalización en la práctica administrativa con la creación de
mecanismos de control desde el siglo VI en Europa, en cabeza de Benito
de Nursia y sus Regula monasteriorum (Orozco & Albarracín, 2019). Fueron
los monjes quienes en la Edad Media lograron el manejo de grandes
propiedades y medios de producción a partir de la organización y el control
administrativo, y es justo en el proceso de su vinculación a las monarquías
como asesores de primera línea cuando emerge el vocablo ad minister como
una forma de designar a este ministro delegado, que obra en nombre y está
al servicio de un gobernante. La influencia en la educación y formación
de personas aptas para dirigir a otros se extendió en toda Europa dado el
control de la Iglesia católica en las principales universidades del medioevo
(Witzel, 2012). Se ha descrito cómo la acción de la Iglesia católica fue decisiva
para la formación de las facultades y escuelas de administración en
América Latina, así como su influencia en la práctica gerencial de países
como Colombia (Mayor, 1984). Sin embargo, es necesario profundizar, a
la luz de las transformaciones del capitalismo, en cómo la Iglesia católica
pasó de tener un protagonismo en el proceso de industrialización, a un rol
marginal que transformó los fundamentos éticos del trabajo hacia formas
de control corporativo.
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